Desperté, la cara pegada a las sabanas, manera hermosa de dormir, manera de despertar por los gritos de Alana. Despertar de esa manera a uno lo pondría con los pelos de punta, por suerte soy tranquilo al despertar. Prepare su leche, mientras ponía la pava al fuego, preparaba mi mate. luego de las infusiones, conecte mis auriculares y encendí la radio de mi celular, moderno aparato, comencé a escuchar las radios de buenos aires, mientras caminaba por esta hermosa ciudad. Curiosa fue mi sorpresa al enterarme que las arcas de los bancos se están vaciando, mi recuerdo voló en los archivos de la memoria buscando el año 2001, mas precisamente el mes de diciembre, curiosamente estamos en enero me anuncio un pequeño almanaque que me regalaron al pagar los gastos centrales de diciembre. Los que están en la ciudad, como los que están veraneando están desesperados recorriendo cajeros automáticos en busca del vil metal- el vil papel debería decir- colas y colas en las avenidas, calles céntricas todos esperando cobrar sus sueldos, esto es justo preguntaba una señora en la cola del Santander río, trabajo todo el mes y ahora no puedo pagar mis gastos decía de mala manera un señor mientras encendía un cigarrillo, seguramente por su nerviosismo. Entendí que esta puede ser la mecha que encienda el desastre en este país, cuando tocan la clase media esto revienta por los aires y la historia vuelve a repetirse, sangre en las calles, pero sin culpables- nada nuevo este lugar, la casa del poder se reserva el derecho de admisión- hasta cuando podemos soportar esto, este manoseo interminable del poder del cual nosotros de la damos de comer.Pero somos así, así es el argentino, hijo del rigor como diría mi madre, en realidad como me decía a mi en mi niñez.
tenemos todo para ser una potencia, pero nos peleamos por las migajas que nos tiran desde arriba, criticamos y no hacemos nada por cambiar, es curioso que estas cosas pasen, en realidad no es curioso en este país que nos manoseen tan descaradamente en nuestro rostro, no señores la culpa no es del chancho, es nuestra que le damos de comer al poder y después nos llenamos la boca que no somos nosotros. Volví a ponerme los auriculares, pero esta vez para escuchar música, ...y tu cabeza esta llena de ratas... decía un pelado mientras un adolescentes dibujaba un garabato en las paredes... "las paredes son del pueblo", el pueblo ya no lee las paredes pense tristemente.
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